dimecres, 30 de juliol del 2008

Cien años de Costa Brava
El retorno de Esculapio, en el año del centenario
Las idas y venidas del dios griego de la medicina, hallado en 1909 en una cisterna de la Neápolis de Empúries, simbolizan los vaivenes del siglo XX
Josep Playà Maset - La Vanguardia
Entre 1939 y 1942 trabajaron en las excavaciones unos 200 prisioneros de un batallón disciplinario
Esculapio ya está en casa". Con este título abrió el diario El Punt de Girona del pasado 14 de marzo para dar cuenta del regreso a Empúries del dios griego de la medicina, 99 años después de su traslado a Barcelona. La estatua auténtica - en las ruinas había hasta ahora una réplica- vuelve además con los dos brazos después de una restauración que ha permitido la restitución de 85 fragmentos hallados durante las excavaciones. Esculapio - que en griego es en realidad Asclepio- luce ahora esplendoroso sus 2,20 metros de altura y su peso en mármol que se acerca a la tonelada. Esta estatua de 2.200 años de antigüedad es además un símbolo para los actos del centenario del inicio de las excavaciones de Empúries. El hallazgo de los restos de Esculapio se produjo el 25 de octubre de 1909 en una cisterna de la Neápolis griega. Su descubrimiento supuso un golpe de suerte para los impulsores de las excavaciones, iniciadas apenas un año antes, y especialmente para el arqueólogo Josep Puig i Cadafalch y el presidente de la Diputación de Barcelona Enric Prat de la Riba. La noche de su descubrimiento Esculapio fue trasladado a casa del doctor Rossend Pi, donde lo fotografió Josep Esquirol, y al día siguiente, ya en coche, hasta Sant Jordi Desvalls y de ahí en tren hasta Barcelona. Bien pronto, Esculapio inspiró postales y carteles de la Costa Brava y se convirtió en un emblema para el noucentisme. Desde Barcelona se organizaron viajes en barco para visitar las ruinas, y cuando en 1925 Salvador Dalí invita a su amigo el poeta Federico García-Lorca a pasar unas vacaciones de Semana Santa en Cadaqués, no duda en acompañarlo a las ruinas de Empúries. El poeta llegó a señalar que la visita le había inspirado una obra sobre el sacrificio de Ifigenia, tema de uno de los mosaicos hallados en las excavaciones. Esculapio fue llevado primero al Museu de les Arts Decoratives de Barcelona y en 1934 al Museu d´Arqueologia de Catalunya. El 18 de julio de 1936 las páginas de huecograbado de La Vanguardia se dedicaban a "la ciudad griega" y destacaban que "dentro de poco se va a emprender la tarea de excavar la parte alta de la ciudad romana invisible aún, y donde se espera encontrar nuevos y valiosísimos tesoros arqueológicos". Para entonces, Pere Bosch i Gimpera había asumido la dirección de las obras. Llegó la Guerra Civil y Esculapio siguió el mismo camino del exilio que muchos catalanes. La estatua, según ha estudiado Núria Rafel, fue trasladada al Mas Perxés (Agullana) dentro del plan de protección del patrimonio y luego pasó la frontera en camiones de la Generalitat, hasta Ceret. Allí subió a un tren especial y se juntó con las obras del Museo del Prado que viajaron a Ginebra. El final de la guerra estaba cercano y el régimen franquista, a través de Josep Maria Sert, ya había pactado el retorno de estas obras. La estatua volvió en tren, dando un rodeo por Irun y circulando de noche para evitar un posible bombardeo alemán. Y se quedó de nuevo en Barcelona, hasta este año 2008. En Empúries se reemprendieron las excavaciones bajo la dirección de Martín Almagro. Entre 1939 y 1942 se utilizaron batallones disciplinarios de prisioneros de guerra para las excavaciones. "Habéis venido a colaborar en un trabajo para España, con vuestros picos y palas estáis haciendo historia (...) Este trabajo ayuda a vuestra dignificación", les dijo el director en una arenga, recogida por el historiador Francisco Gracia. Más tarde asumieron la dirección de las excavaciones sucesivamente Eduard Ripoll, Enric Sanmartí, Aurora Martín y Xavier Aquilué. De este último es la frase: "Aún se ha de excavar un 80% de las ruinas". Ahora, en el año del centenario, conferencias, exposiciones, espectáculos y un catálogo recuerdan la larga historia de Empúries y de su fiel Esculapio.

1 comentari:

Sergi Cardó ha dit...

Actualment estic realitzant un treball sobre Empúries per a un màster sobre gestió, conservació i difusió del patrimoni, i us felicito per la vostra iniciativa.
A vegades és complicat implicar als ciutadans amb el seu patrimoni local, però són precisament aquestes propostes les quals els fan redescobrir el seu entorn.
Tot i així volia fer una apreciació personal. Segons els criteris que hem anat analitzant al llarg del curs, trobo que el nom escollit per
a la vostra associació és complicat de recordar. Entenc el simbolisme i la vostra perspectiva, però hauríeu de presentar un nom més senzill.
Malgrat tot, aquest és un detall secundari dintre de la gran tasca que realitzeu.

Moltes gràcies,
Alba